EL RINCÓN DEL CREYENTE EN DIOS Y NO EN LA IGLESIA
Quizás tu eres de las personas que dicen: “Creo en Dios pero no en la Iglesia”. Cuando hablas de Iglesia no te refieres a todos los bautizados que son la Iglesia sino a la Jerarquía, especialmente a los obispos, cardenales, no al cura de tu Parroquia a quien conoces y con quien simpatizas, a no ser que tu párroco no te haya complacido en alguna petición un tanto privilegiada o no te haya tratado como tu mereces.
Decir que no se cree en la Iglesia
suele ser fruto de querer ver o exigir a los eclesiásticos o sus instituciones
la perfección, lo que predican, sin darse cuenta que debajo de los hábitos clericales o
monjiles hay personas imperfectas y pecadoras con deseos de perfección y mayor
coherencia. Las malas acciones de alguno
tienen más publicidad que las buenas de muchos. Otras veces la imagen lejana
del personaje distorsiona la realidad de la persona que hay debajo y a quien no conocemos ni
tratamos.
La Iglesia también eres tú que estás bautizado. En la
medida que tomemos conciencia de que
somos Iglesia tomaremos parte activa para mejorarla y nos preocuparemos más de
amarla tal y como es y mejorarla más que
publicar sus miserias que son de toda la familia eclesial.
Sabemos que nuestra madre o esposa
no es la más guapa ni la más culta ni la más perfecta pero la amamos tal y como
es aceptando sus defectos e imperfecciones.
Tú, persona
crítica de la Iglesia, porque deseas que sea más perfecta, eres necesario
para repararla y hacer de ella lo que
crees y esperas debe ser: ejemplo y luz en medio del mundo.
El rincón del agnóstico
Me dices que eres agnóstico. Oigo a muchos en la TV que se declaran agnósticos. No sé en qué clase de ellos te ubicas. Porque etimológicamente agnóstico es el que carece o prescinde de toda sabiduría del conocimiento de Dios. Cree que no hay posibilidad de verificar la existencia de Dios. Pero veo que algunos se declaran agnósticos para expresar que no tienen fe ni pretenden tenerla. Es solo una salida. No les interesa la existencia de Dios; para algunos declararse agnóstico más que el resultado de un planteamiento de búsqueda es dejar de lado la fe y el problema de Dios y situarse en resolver los problemas que trae la vida que ya son bastantes o en conseguir las metas que se ha propuesto.
¿Por qué te declaras agnóstico? ¿Eres de los que has buscado y has llegado a la conclusión de que no hay posibilidad de conocer a Dios o es un modo de prescindir de los compromisos que conlleva la fe? ¿Estás tan preocupado por los afanes de cada día, tanto personales, familiares como comunitarios, que no tienen cabida otros planteamientos? O ¿estás tú en el número de los que creen que la fe en Dios no aporta nada a la vida de cada día?
EL RINCÓN DEL
DÉBIL EN LA FE
Con frecuencia nos encontramos con
adultos y jóvenes con mucha inseguridad
en su vida, en sus decisiones; muchas de éstas son tomadas bajo la influencia o
presión de otras personas cercanas o amigas. También los medios de comunicación dirigen poderosamente
el modo de pensar y actuar.
Así
como hay personas débiles en su aspecto físico ocurre lo mismo en el aspecto
psicológico, religioso y moral.
Al débil en la fe
podríamos describirlo como una persona sin una formación religiosa apropiada a
su edad; se quedó en la catequesis de la 1ª Comunión o, conociendo las
exigencias de la vida creyente, cae en las múltiples tentaciones que nos
presenta la vida.
Su vida está agitada y
obsesionada por el disfrute del presente. Sus mayores preocupaciones son el
vestido, cuerpo, los fines de semana... No tiene sitio para Dios. La
fe...superficial. Sin interés en plantearse para qué la fe. La vida de relación
con Dios se queda reducida a algún rezo ante la dificultad.
CAUSAS
de la situación:
Plantearse la búsqueda
de una salida le cuesta mucho. Se
acostumbra a vivir en su situación.
También el miedo a nuevas
exigencias le retiene.
La opinión no
favorable de los medios de comunicación
a lo religioso le influye. El ambiente social incita a dejar su situación
religiosa como está. Lo religioso no es valorado.
SALIDAS:
1. Es necesario ver si los síntomas diagnostican la debilidad
y superficialidad de la fe ytomar conciencia de que su situación, siendo
común, no es normal.
2. Buscar ayuda. La decisión de
buscar ayuda en algún sacerdote o persona religiosa ya es un buen paso para la
salida.
3. Comenzar a invocar a Dios:
pedirle luz para su situación y fortaleza para su debilidad.
EL RINCÓN DEL INDIFERENTE
Cuando nos dejan en el buzón un envío vemos de qué se trata y lo tiramos si no nos interesa. Nos resulta indiferente. Lo mismo ocurre a algunos con las cuestiones religiosas. Tira a la papelera la hoja parroquial que le han dejado en el buzón, no lee en la prensa las noticias religiosas. Todo ello le trae sin cuidado. Es indiferente; no estima lo religioso.
¿Conoces a alguno? ¿Tienes tú algunos rasgos?
¿Por qué existe el indiferente religioso?Varias causas han podido llevarle a la indiferencia religiosa:
- No haber vivido el despertar religioso en la infancia.
- En la familia no recibió ninguna transmisión religiosa.
- A nivel personal nunca se ha preguntado por qué otros son religiosos y él no.
- Ha tenido alguna decepción o mala experiencia con personas o instituciones religiosas y abandonó la religión.
- Lleva una vida de evasión por diversiones, etc.
- Se dedica a un objetivo que le obsesiona o apasiona.
¿Qué puede hacer el indiferente ante lo religioso?
Es difícil despertar la inquietud religiosa a uno que no la tiene. Pero,
1. Necesita preguntarse ¿Por qué soy indiferente a lo religioso cuando un alto número son religiosos? ¿Qué les mueve a otros a dar su vida por Dios?
2. Sería bueno que converse con alguna persona que viva intensamente su fe y escuche su testimonio.
3. La lectura de algún libro sencillo testimonial.
4. Visitar algún santuario o participar aunque sea por curiosidad en alguna romería con asistencia masiva.
5. Ayudar, servir, amar a los demás individual u organizadamente. El amor puede ser el punto de partida para despertar el amor a Dios, fuente de amor.
EL RINCÓN DEL ALEJADO
Juan tiene unos padres muy religiosos y
recibió una educación religiosa basada en las costumbres. Iba a clase de
religión en la escuela, está bautizado, recibió la Primera Comunión e incluso
recibió la Confirmación. Participó en algún campamento que organizaba la
parroquia.
Al ir creciendo fue dejando la asistencia a la iglesia , las
oraciones que hacía de niño. Solo asiste a funerales y a bodas de familiares.
Siente la religión como algo lejano que a veces añora. En
verdad, vive como si no creyera en Dios.
¿Hay muchas personas parecidas con
Juan? Y tú ¿tienes algunos de sus rasgos?
¿Qué le ha pasado a Juan?
¿Por
qué se ha alejado de Dios, de la práctica de la fe?
Juan dice que cree en
Dios pero su fe le sirve para muy poco.
Se ha dejado contagiar por el ambiente de enfriamiento
religioso. Los amigos tampoco le han ayudado. Actúan como él. Los medios de
comunicación le han influido negativamente. Por otro lado, anda muy agobiado
con el trabajo, la familia y su tiempo libre.
¿Qué puede hacer Juan?
Reaccionar. Es hora de hacer un
silencio en la vida y dejarse encontrar por Dios que quiere entrar en su vida
para hacerlo más feliz.
Empezar a invocarle a Dios como el
ciego del Evangelio:
“Señor, ten
piedad de mí” Dame la luz de la fe.
Dedicar un minuto al día para leer la
Palabra de Dios.
Acercarse como los pastores en Navidad
hasta la gruta de la Eucaristía y ofrecerle su pobreza y vacío.
¡Dios sigue hoy actuando en las personas y mostrando su
amor!
EL RINCÓN DEL ATEO
Hay pocos ateos, pues el ateismo es la
conclusión de una búsqueda estudiada. Hay quien se dice ateo sin haber hecho
ninguna indagación, estudio o planteamiento. De estos hay muchos. Unas
veces son las dudas ante interrogantes
sin resolver las que les llevan a declararse ateos, otras la decepción por la
vida de los que se dicen creyentes, otras la comodidad para su vida o la salida
fácil ante preguntas incómodas. También llegan al
ateismo práctico personas que han sido creyentes y que, ante enfermedades o
momentos en los que han acudido a Dios a pedir la curación propia o de
familiares, no han encontrado ni respuesta ni ayuda.
Tú, ¿te encuentras
reflejado?
Es verdad
que para trabajar, para tener una profesión o una familia no se necesita ser
creyente. En muchos aspectos externos de la vida no se diferencia la vida de un
ateo y la de un creyente: ambos trabajan, se divierten, tienen amistades,
luchan por su familia...
Sin duda,
se diferencian los creyentes por la asistencia a los actos religiosos públicos,
por los hechos religiosos privados, por la vivencia y sentido religioso de todo lo que
hacen, por el modelo de persona referencial para su vida que es Jesucristo... La
práctica de la oración, la Misa, los sacramentos ayudan a los cristianos a mantener viva la fe
en Jesús, a escuchar su Palabra que les va transformando en personas mejores,
inconformes con el mundo actual, a vivir la revolución del amor.
Si te
sientes ateo sin convicción, inseguro, sin planteamientos, siéntate y piensa
por qué has llegado a ello; reflexiona qué aportes daría la fe a tu vida; habla
con un corazón sincero con algún
creyente convencido, lee algún libro de personas ateas que han encontrado la fe
y sobre todo, desde tu situación, atrévete a gritar a Dios: “Señor, que vea”.
EL RINCÓN DEL CREYENTE LLENO DE DUDAS
El ambiente cultural
de nuestras familias, pueblos y ciudades está lleno de signos
cristianos: cruces, santuarios, estatuas, belenes, villancicos, adornos…
En medio de este
ambiente muchas personas dicen: No sé si creo o no creo. Estoy lleno de dudas.
A algunos las dudas sobre algunos
aspectos religiosos los tienen paralizados. A todos los creyentes les asaltan
dudas:
Unas
sobre la comprensión del dogma católico: Si Cristo es Dios, La presencia de
Jesús en la Eucaristía, la resurrección de Jesús, la vida después de la muerte…
Otras
veces vienen sobre la religión en general: ¿No será la religión un montaje?
¿Por qué vivir como persona religiosa si no tengo pruebas de lo que creo?
Otros
dudan al ver que la Iglesia tiene tantas
propiedades: templos, casas parroquiales… y se preguntan: ¿No es la religión
para algunos un modo de vivir y por eso
la defienden y predican?
Algunos,
al vivir lo religioso de manera superficial, se sienten extraños o en
contradicción interna.
Causas de las dudas:
Se
extiende la convicción de que lo único que existe es aquello que se puede
verificar científicamente. La cultura moderna da un poder total a la razón.
La
falta de conocimientos y estudio en materia religiosa. Muchos siguen con la información religiosa de la niñez.
El
clima hostil a lo religioso, el ambiente de alejamiento de muchos lleva a dudar
de la propia fe.
La
rutina en la vivencia y práctica de la vida religiosa.
El
mal ejemplo de algunos sacerdotes.
¿Qué
debo hacer?
-Busca con sinceridad a Dios desde la fe llena de
dudas. La verdad de la fe no depende tanto de nuestras dudas como de nuestra relación
sincera con Dios.
-Invoca al
Señor: “Señor, yo creo, pero aumenta mi fe”.
-Infórmate
leyendo algún libro que dé respuestas a tus dudas. Otros muchos han tenido tus
dudas y han reflexionado sobre ellas. Razón y fe no están reñidas.
-Dialoga
con algún sacerdote, religioso/a o laico. Te dará luz y testimonio.
-Como los magos de
Oriente busca, pregunta, pide con humildad y verás que la estrella te acerca a ese Niño Dios que quiere ser luz
en tu vida.
EL RINCÓN DEL
CREYENTE NO PRACTICANTE
En las encuestas que los distintos
organismos hacen sobre religión un 73% se declaran creyentes. De ellos un 57%
se dicen no practicantes. ¿Te encuentras tú reflejado?
Pero ¿qué se entiende por creyente
no practicante? Normalmente expresan que no asisten a la Misa dominical ni a
otros actos religiosos en el templo ni tienen relación con la comunidad
creyente. Asisten a bautizos, matrimonios funerales, mandan los hijos a la
catequesis para la Primera Comunión. Reducen lo creyente practicante a los
actos de culto. Pero muchos creyentes no practicantes tratan de vivir las
enseñanzas del Evangelio: el amor al prójimo, el perdón, el servicio, la
justicia…
Si se les pregunta por qué no
asisten a la Misa dominical ni se sienten integrados en la comunidad cristiana
dan varias respuestas: No tienen tiempo, la Misa es aburrida; los domingos
viajan, van al monte, al pueblo…
Analizando vemos que unos no han
encontrado el ejemplo en la familia. Otros al llegar a la adolescencia practicantes se sienten raros entre la
mayoría de jóvenes que no practican y lo dejan. Si profundizamos más
encontraremos que falta un planteamiento más serio de la fe. Ir a Misa,
participar en la comunidad cristiana no es cuestión de cumplimiento (cumplo y
miento) ni de falta de tiempo (sacamos tiempo para lo que consideramos
importante) sino de no haber descubierto el amor que Dios me tiene al que
quiero responder con amor porque necesito del encuentro con El.
-Y yo como no
practicante ¿qué puedo hacer? puedes preguntar.
- Analizarte, ver la causa de tu
situación, qué lugar tiene Dios en tu
vida.
- Comenzar o intensificar tu encuentro
personal con Dios. Gritar a Dios: “Señor, ¡que
vea!”.
- Iniciar el encuentro con Jesucristo
en su Evangelio
-
Comenzar a asistir a la Misa dominical tratando de responder a la pregunta
¿Qué me ha dicho hoy a mí la Palabra
de Dios?
- Relacionar el mensaje de la Misa con
tu vida diaria.
- Participar en algún servicio de
tu comunidad parroquial.Septiembre 2014
El rincón del agnóstico
Me dices que eres agnóstico. Oigo a muchos en la TV que se declaran agnósticos. No sé en qué clase de ellos te ubicas. Porque etimológicamente agnóstico es el que carece o prescinde de toda sabiduría del conocimiento de Dios. Cree que no hay posibilidad de verificar la existencia de Dios. Pero veo que algunos se declaran agnósticos para expresar que no tienen fe ni pretenden tenerla. Es solo una salida. No les interesa la existencia de Dios; para algunos declararse agnóstico más que el resultado de un planteamiento de búsqueda es dejar de lado la fe y el problema de Dios y situarse en resolver los problemas que trae la vida que ya son bastantes o en conseguir las metas que se ha propuesto.
¿Por qué te declaras agnóstico? ¿Eres de los que has buscado y has llegado a la conclusión de que no hay posibilidad de conocer a Dios o es un modo de prescindir de los compromisos que conlleva la fe? ¿Estás tan preocupado por los afanes de cada día, tanto personales, familiares como comunitarios, que no tienen cabida otros planteamientos? O ¿estás tú en el número de los que creen que la fe en Dios no aporta nada a la vida de cada día?
Te respeto y te invito a no cerrar puerta alguna en tu vida. Plantearse de nuevo la situación personal respecto a la fe puede traerte nuevas luces. Abrirte al Absoluto no resta, más bien potencia, la vida personal y la preocupación por los demás. Si recapacitas un poco verás que en tu vida hay muchos aspectos positivos que coinciden con el mensaje de Jesús y otros que pueden ser iluminados y enriquecer tu vida. Y siempre cabe esa oración sencilla que nos trae un salmo: "Muéstrame tu rostro, Señor".
No hay comentarios:
Publicar un comentario