lunes, 24 de mayo de 2021

Vigilia de Pentecostés

-Los catequistas y el grupo Pastoral Familiar se encargaron de preparar texto, oraciones, cantos y peticiones que se realizaron en la Vigilia de uno de los misterios más grandes de la fe cristiana.

-Se resaltó que la introducción a cada uno de estos misterios: Natividad, Pascua y Pentecostés, se hace mediante el color de los ornamentos y en los cantos.

Tras cantar "Él sí os dará su Espíritu Santo" se hizo un rato de silencio meditativo.

A continuación respondimos a las peticiones: "danos un corazón que escuche".

-Pasamos a la lectura del Evangelio, Jn 3, 1-12. Tenéis que nacer del agua y del Espíritu, dijo Jesús a Nicodemo. Previamente se contó el relato de la venida del Espíritu Santo, sin leerlo en la Biblia.

Reflexionamos sobre lo qué nos paraliza, qué puertas tenemos cerradas, qué nos hace estar sin alegría.

Hicimos silencio.

-Se nos recordó los signos con los que se ha expresado el Espíritu: agua, aceite y luz.

Peticiones

Canto "El agua del Señor"  

-Tras rezar el Padre Nuestro finalizamos la Vigilia.

Todos hermanos, por Ángel Iriarte (Cáritas)

 La Carta Fratelli Tutti se apoya en la parábola del Buen Samaritano.

Los personajes:

Los salteadores. Se sirven de la multitud que mira a otro lado.

Los viajeros que pasan de largo. Curiosamente son personas religiosas y miran a otro lado ante el necesitado. Piensan que creer en Dios no significa vivir como a Él le agrada.

El samaritano: pierde su tiempo, algo que nos suele molestar. No nos salvamos solos, el samaritano crea un vínculo al involucrar al posadero. Hemos de damos cuenta que todos somos prójimo.



El Papa resalta que han aparecido conflictos anacrónicos, nacionalismos resentidos y agresivos. El bien, el amor, no se consigue de una vez para siempre, han de conquistarse cada día.

Cuidemos el mundo que nos rodea, para pasarlo no solo a nuestros hijos sino hasta nuestros biznietos.



El Papa reconoce el derecho a no emigrar, a encontrar en cada país los medios para una vida con dignidad. Cuenta dos historias, una en África donde la Unión Europea pagó dos veces una línea eléctrica, que no se puso y el dinero fue al bolsillo de los dirigentes. Otra en Europa, de donde no salió el dinero destinado a ser invertido en otro país de África.

La doctrina Social de la Iglesia aboga por un órgano supranacional que asegure que la ayuda al desarrollo enviada desde los países desarrollados llega a su destino