domingo, 10 de mayo de 2020

5º domingo de Pascua en familia

5º DOMINGO DE PASCUA
EN FAMILIA
CELEBRACIÓN
+ Ambientación

Seguimos, a ser posible, celebrando ante y en nuestro “altar pascual”... El cirio pascual, el recipiente de agua, la Biblia, y la cruz… y hoy añadimos una piedra o ladrillo, un rotulador grueso y, como en todo el mes de mayo, una imagen o cuadro de la Virgen María.
Madre: Querida familia, hoy, quinto Domingo de Pascua, vamos a tratar de descubrir y conocer un poco más a Jesús Resucitado. Él está siempre caminando a nuestro lado (como acompañó a los discípulos de Emaús), Él es nuestro Buen Pastor… Pero, ¿le conocemos bien? ¿Sabemos de verdad qué quiere Jesús de nosotros, a qué nos llama? Pues ojalá en esta celebración lo veamos un poquito más claro… Y como seguimos en el mes de Mayo, tendremos también presente a la Virgen María.
El padre o la madre moja los dedos en el recipiente de agua y recordando nuestro bautismo bendice a los hijos haciéndoles una cruz en la frente como signo de bendición y de que pedimos a Dios perdón. Luego todos juntos dicen:
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amén.
Padre: Cristo Resucitado, que nos trae la alegría y la Paz, que nos muestra el Amor del Padre Dios, está hoy con nosotros y nos quiere. Amén.

Podemos cantar un canto de fiesta, un Aleluya…
+ Proclamamos la Palabra: Juan 14,1-12.
Lo hacemos de la Biblia de nuestro altar pascual…
Breve comentario a la Palabra (audio) (Canto: Dame tus ojos)
+ Signo de alegría pascual (audio)
- El padre o la madre pintan en la piedra – ladrillo la palabra “JESÚS”… Momento de silencio y luego comentario en familia del signo (Jesús, piedra angular de la Iglesia, como dice Pedro en la 2ª lectura de la Misa…)
+ Oración de los fieles (Las repartimos espontáneamente)
Padre o Madre: Señor, que nos concedes seguir celebrando la Resurrección de tu Hijo, ayúdanos a llevar una vida fiel en su seguimiento:
Todos: Jesús, nuestra roca, ayúdanos.
.- Señor, ayúdanos a todos los cristianos a no vivir mirando el pasado y a construir, con tu Fuerza y tu Luz, un futuro mejor para todos. Oremos.
.- Da fuerza a toda la sociedad, responsables y ciudadanos, para que todos, en esta situación tan difícil, nos sintamos responsables de la casa común. Oremos.
.- Por todos los enfermos de esta epidemia y sus cuidadores, por todos los que se dedican a hacer la vida más agradable a los demás. Oremos.
.- Por todas las familias que a causa de esta situación están viviendo en dificultad porque no tienen trabajo, porque no pueden vivir dignamente. Oremos.
.- Señor Resucitado, llena de confianza en la vida nueva a todas las personas que han perdido hace poco tiempo algún ser querido. Oremos.
.- Por todos nosotros, por nuestras familias, para que cada día nuestra vida esté más cimentada en Cristo Jesús, camino, verdad y vida. Oremos.
.- Podemos añadir nuestras oraciones…
Padre o Madre: Haz, Señor, que no dudemos nunca de que tu Luz siempre está presente a nuestro lado. Por eso oramos con tus palabras de Hijo.
+ Padre Nuestro (todos juntos)
+ Oración final (padre o madre)
En un mundo despistado y perdido, en un mundo donde falta ilusión y alegría…
JESÚS, ERES CAMINO, VERDAD Y VIDA.
En una tierra donde se escuchan muchas mentiras, en una sociedad preocupada y con temores… JESÚS, ERES CAMINO, VERDAD Y VIDA.
En esta familia que quiere amarte y seguirte, en la Iglesia que te pregona y te ama…
JESÚS, ERES CAMINO, VERDAD Y VIDA.
TÚ, SOLO TÚ, JESÚS, ERES CAMINO, VERDAD Y VIDA.
A tu Madre, Señor Jesús, nos encomendamos para que Tú seas nuestro Camino, nuestra Verdad y nuestra Vida.
+ Ave María (todos juntos)
+ Despedida de la celebración (padre o madre)
Como cada domingo de Pascua, nos damos un abrazo familiar y decimos: ¡Feliz Pascua!
Abrazo pascual entre todos. Podemos cantar o hacer sonar un Aleluya…

5º domingo de Pascua

V DOMINGO DE PASCUA:
JESÚS CAMINO, VERDAD Y VIDA

LECTURAS:

Hechos 6,1-7
Sal 32,1-2.4-5.18-19
I Pedro 2,4-9
Juan 14,1-12

“CREED”

Se lo dice Jesús a sus discípulos: “Que no se agite vuestro corazón”. El verbo “agitar” evoca el estremecimiento que Jesús sintió ante la muerte de su amigo Lázaro y ante la traición de Judas.
“Que no se agite vuestro corazón”. Las circunstancias justifican las palabras de Jesús. Para sus discípulos se acercan horas en que, como barquilla en una tempestad, serán zarandeados por la angustia y, esta vez, habrán de enfrentarse solos a la furia del mar. No es que Jesús ya no estará dormido en la barca: Ahora, ¡Jesús no estará!. Ahora los discípulos no podrán gritar aquel angustiado: “¡Señor, sálvanos, que perecemos!”.
Hoy, desde el corazón de sus hijos, desde el corazón de los obligados al confinamiento para huir de la muerte, desde la preocupación de los expuestos al contagio allí donde hay enfermos que atender, desde el dolor de los contagiados que todavía luchan por vivir, desde el silencio de los que ya han caído en esta batalla, la Iglesia clama al Resucitado: “Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros, como lo esperamos de ti”. La Iglesia clama, y recuerda, dichas para ella y para todos, las palabras de Jesús: “Que no se agite vuestro corazón”.
Y después de la invitación, recordamos el imperativo que hace posible la calma: “Creed”. “Creer” es entregar del corazón –entrega total de nosotros mismos- que sólo se puede hacer a Dios y a Jesús: “Creed en Dios y creed también en mí”.
Recuerda las palabras de Jesús cuando la tempestad en el mar de Galilea: “¿Por qué tenéis miedo, hombres de poca fe?”. La fe es el antídoto de las zozobras del corazón. Pero el Señor nos habló también del motivo de su ausencia.

Es como si la relación de Jesús con sus discípulos, que había empezado con una pregunta sobre una estancia –“Señor, ¿dónde vives?”-, llegase ahora a su culminación con una revelación inesperada, sorprendente, asombrosa, sobre esa vivienda: “En la casa de mi Padre hay muchas estancias”. No sólo Jesús “vivía” en la casa del Padre. Ésa es también la casa en la que van a vivir sus discípulos. Jesús va a prepararles –a prepararnos- sitio.

No te asombres, Iglesia de Cristo, de esta locura de amor, pues por llevarte con él a donde él vive, a donde él está, a la casa del Padre, a la casa que es Dios, recorrió todo el camino que baja desde el cielo hasta ti, todo el camino que baja desde Dios hasta nuestra debilidad, nuestros confinamientos, nuestros miedos, nuestra muerte.
Tú ya no preguntas como Tomás: “Señor, no sabemos adónde vas, ¿cómo podemos saber el camino?”. Tú has creído y sabes a dónde ha ido Jesús. Tú has creído y sabes también por dónde ir a donde ha ido Jesús: El camino es Jesús. Tú has creído y sabes también cómo ir por el camino que es Jesús: Si los escuchas, vas por el camino que es Jesús; si lo sigues, vas por el camino que es Jesús; si comulgas con él, vas por el camino que es él; si cuidas de él en los pobres, vas por el camino que es él. Tu camino es Cristo Jesús, su palabra, su vida, su cuerpo que son los pobres.
(Santiago Agrelo)


CAMINO, VERDAD Y VIDA


Ahora que no hay novedad en nuestras vidas

ni en los caminos de la historia,
ni en nuestra memoria personal y colectiva...
es tiempo de reflexionar y ahondar
en todo lo que llevamos a cuestas,
y en las zonas yermas del mundo
y de las entrañas nuestras.

Ahora que tu palabra rompe nuestros planes

y el horizonte se nos nubla y cierra,
y en los caminos se mezclan tantas huellas...
es tiempo de hacer silencio,
de olvidar los tristes sentimientos,
de acoger tu insólita propuesta
y dar testimonio de la verdad.

Llegará un día en que la libertad no sea un sueño,

en que las fronteras desaparezcan
y los seres humanos seamos respetados
y encontremos en el otro a un hermano;
un día en que no haya clasificación de personas
por su color, dinero o raza,
ni por su poder, religión o condición social...

 Llegará un nuevo día en que la verdad

resplandezca y alumbre a todas las personas
y no necesite protección ni ser explicada;
un día en que este mundo sea distinto,
se llene de verdades, sueños y proyectos
y se parezca ya al reino definitivo
que estamos llamados a crear juntos.

¡Pronto llegará un nuevo día, tu día, Señor,

pues Tú eres el camino, la verdad y la vida
aunque los nuevos Pilatos sean escépticos!
(Florentino Ulibarri)